lunes, 21 de septiembre de 2015

Mexico D. F. La Columna de Teodoro



COMENTARIO A TIEMPO
MORIR UN POCO POR LOS QUE MURIERON
Por Teodoro Rentería Arróyave

Así de sopetón nos llegó la noticia del terrible terremoto del 85, no obstante que un grupo de periodistas y comunicadores y demás pasajeros del avión de Aeroméxico, sin comprenderlo aún, nos habíamos salvado gracias a la pericia del piloto y desde luego de toda la tripulación.

Aterrizamos en el aeropuerto de Hermosillo, como consecuencia de los convenios de colaboración que como director general del Instituto Mexicano de la Radio, IMER, suscribimos con todas las radiodifusoras sociales; acompañado de los colaboradores de las áreas correspondientes, fuimos invitados a inaugurar las transmisiones de 24 horas continuas de la Radio de la Universidad Autónoma de Sonora UNISON.

El impacto fue terrible, el propio rector, ingeniero Manuel Rivera Zamudio nos recibió con una pregunta lapidaria: ¿qué están haciendo aquí? la Ciudad de México está destruida por el sismo de las 7:19 horas. Sin mediar la reseña de lo que nosotros habíamos vivido a bordo de la aeronave, le pedí que bajara en las instalaciones de la UNISON la señal de Televisa, lo que provocó el segundo impacto de las noticias, algunas confusas que no cesaban, Televicentro se derrumbó y no hay señal, apresurémonos Rector, la señal del 13, puede que esté al aire.

Por ese Canal del Instituto Mexicano de la Televisión, IMEVISIÓN, dirigido por nuestro homólogo, Pablo Marentes, el único con señal, nos pudimos enterar que la catástrofe estaba focalizada en el Centro Histórico de la Capital de la República y algunos puntos cercanos.

El Rector y el autor tomamos la decisión de llevar a cabo la ceremonia de inauguración las transmisiones continuas de Radio Universidad. Las fotografías del acto recogieron los rostros sombríos y preocupados de todos nosotros.

De ahí a una reunión con el gobernador, ingeniero Rodolfo Félix Valdés, a quien el IMER le debe mucho por su apoyo en su inicio desde la titularidad de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, ya no fue una visita de cortesía, como se tenía programada, sino la petición para que una aeronave del Estado nos regresara de inmediato al Distrito Federal, no había disponibilidad, el único avión estaba en mantenimiento. Otra petición: en la primera línea telefónica que se abriera a la Ciudad de México nos permitiera usarla.

Don Rodolfo Félix Valdés prometió y cumplió, en el primer vuelo a México salimos y en la primera línea telefónica que se abrió, la puso a nuestra disposición, la espera fue de una hora y minutos, que se nos hizo un siglo, pero al fin al través de una comunicación directa a la Agencia del Estado Mexicano, NOTIMEX, logramos la ansiada comunicación.

Las historias del Sismo del 85, se cuentan por miles, esta es la nuestra. Por medio de esa llamada y a la atingencia del colega que nos atendía, cuyo nombre jamás supimos, nos hizo saber la magnitud del fenómeno, nos dio cuenta que el edificio sede del IMER se había derrumbado, supuse que era el de las calles de Colima; no, fue el principal el que se ubicada en Doctor Barragán, nos explicó que en su caída  se llevó el  famoso de cristal de Aeronáutica Civil que se erguía a su derecha y un condominio a la izquierda. Muchos muertos.  Los que supervivimos, morimos un poco por las víctimas que provocó el terremoto de 8.3 grados. CONTINUARÁ.

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