COMENTARIO A TIEMPO
TENÍA QUE SER LATINOAMERICANO
Por Teodoro Rentería Arróyave
A la manera del Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz,
tenía que llegar un Papa latinoamericano, el argentino Francisco, para que
cuando menos se refrescara o se aireara la política internacional, tal se logró
con sus certeros axiomas pronunciados a lo largo de sus viajes por la República
de Cuba y por Estados Unidos.
En primer lugar su llamado en el mismo Capitolio de la
gran potencia, para abolir en todo el mundo la pena de muerte, al explicar que
la dignidad de la vida está por encima de cualquier legislación de país
soberano.
En Cuba, en el Congreso estadounidense y en Asamblea
General de Naciones Unidas, Francisco dejó su huella de un hombre de su tiempo,
al grado tal que provocó lagrimas de no pocos personajes de la ultraderecha
estadounidense.
Como debe ser, lanzó por delante el mea culpa, al
asegurar que la Iglesia no debe repetir los “crímenes” del pasado, al tiempo
que pidió el cese del brutal embargo económico impuesto por Estados a la
pequeña isla caribeña.
Francisco fue contundente en su condena al “pobre”
combate al narcotráfico, al expresar: “Quisiera hacer mención a otro tipo de
conflictividad no siempre tan explicitada pero que silenciosamente viene
cobrando la muerte de millones de personas. Otra clase de guerra viven muchas
de nuestras sociedades con el fenómeno del narcotráfico: una guerra asumida y
pobremente combatida.
“Como el hijo de un inmigrante, estoy feliz de ser un
huésped de este país que fue forjado por ese tipo de familia”. Siéntanse
orgullosos de ser inmigrantes y no claudiquen, y agregó: “Nosotros,
pertenecientes a este continente, no nos asustamos de los extranjeros, porque
muchos de nosotros hace tiempo fuimos extranjeros”.
No podemos dejar a las generaciones futuras el
imperioso tema del cambio climático, expresó el Papa nosotros debemos de
resolverlo.
Desnudó a los organismos financieros internacionales,
al decir que han de velar por el desarrollo sostenible de los países, sin
embargo denunció “la sumisión asfixiante a que obligan estos a sistemas
crediticios que, lejos de promover el progreso, someten a las poblaciones a
mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario