COMENTARIO A TIEMPO
ESTULTICIA
Por Teodoro Rentería Arróyave
Tenemos en conjunto que dar voces de alerta ante los cada
día más frecuentes actos de estulticia que se están sucediendo a todo lo largo
y ancho del país.
No es posible que los funcionarios encargados de preservar
los acervos históricos y culturales de la nación, sigan en esa actitud de
absoluta irresponsabilidad que bien puede ubicarse en la omisión o en la
comisión de estos verdaderos delitos contra la memoria de la nación, sin que
sean llevados ante los tribunales correspondientes.
Baste los últimos ejemplos de estos actos de barbarie para
dimensionar lo que está ocurriendo en contra de las actuales y nueva
generaciones de mexicanos. Fue destruido el edificio catalogado que albergara
la antigua Octava Delegación en la esquina de Cuauhtémoc y Obrero Mundial, para
construir una ampliación de la plaza comercial que se construyó en los terrenos
que fueron del Parque Delta del Seguro Social.
En una sola noche, con maquinaria pesada fue demolida, como
denunció el diario La Jornada, sin anuncio ni permiso previo, la capilla del
Santo Cristo de la localidad de Vicente Guerrero, municipio de San Pedro del
Monte, estado de Tlaxcala, obra catalogada del siglo XVIII
Y de la Plaza de la Conchita de Coyoacan, cuyas obras de
remozamiento ya llevan varios años, sobre todo de su hermosa capilla, fueron
removidas las piedras de bola y de braza. También en una noche fueron extraídas
del jardín histórico.
Ahora resulta que los vecinos de Vicente Guerrero, aseguran
que fue una decisión del pueblo, porque la Capilla del Santo Cristo ya estaba
en ruinas y era un peligro para la población, principalmente para los niños.
Aquí lo grave, es que aseguran, que dieron aviso a las autoridades en
diferentes ocasiones y nadie les hizo caso.
Por lo que respecta al Jardín de la Conchita, ahora se
informa que personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia, INAH, ya
se comprometió con los vecinos a que las piedras de bola y de braza que fueron
extraídas, serán regresadas a su sitio. Las preguntas subsisten: ¿quién ordenó
el desmán? ¿Con qué fin? y ¿Cómo, por arte de magia, ahora simplemente son
devueltas?
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