COMENTARIO A TIEMPO
PROCLAMA, MUERTES E INJERENCIA
Por Teodoro Rentería Arróyave
Nicolás Maduro Moros fue
proclamado como presidente de la República Bolivariana de Venezuela por el
Consejo Nacional Electoral, CNE, de esa nación sudamericana, tras derrotar este
domingo por estrecho margen al candidato opositor de la ultraderecha, Henrique
Capriles Radonski.
La respuesta del dos veces
derrotado Capriles Radonski, fue llamar a sus seguidores a su chocante
cacerolazo, seguido de cierres momentáneos de carreteras y agresiones a
funcionarios, que hasta el momento ha dejado un saldo doloroso de 7 muertos,
entre ellos un policía, y cuando menos tres decenas de heridos.
Ante los resultados trágicos, el
líder opositor Henrique Capriles reculó, al llamar a “un diálogo” para resolver
la crisis política que vive el país tras las elecciones del domingo.
“Todos los que los aquí estamos,
estamos en la disposición de abrir un diálogo para que esta crisis sea resuelta
en las próximas horas”, reiteró un asustado Capriles.
En el exterior, la grosera
injerencia de España, del Departamento de Estado de Estados Unidos y de su
satélite, porque en eso se ha convertido, la Organización de Estados
Americanos, OEA, que en igual tono se adhirieron a la demanda de Capriles del
recuento de votos.
Como lo dijimos la víspera, la
petición del fallecido presidente Hugo Chávez, de elegir a Nicolás Maduro como
sucesor, fue escuchada por más de la mitad del pueblo venezolano, en una
jornada electoral sorprendente, que alcanzó el 78.71 por ciento de asistencia
electoral.
Seguramente por esa gran
afluencia a las mesas electorales, Henrique Capriles no se atrevió a impugnar
la elección, sólo pide el conteo del voto por voto; asimismo exhibió, en su
desolada presentación tras la derrota, un fajo de cuartillas en las cuales,
dijo, se describen 3 mil 200 incidencias, que conste, no inconsistencias; nada
en un universo de cerca de 15 millones de electorales y más de 39 mil mesas de
votación.
Algunos analistas han querido
comparar lo que sucede en Venezuela con la experiencia mexicana en el 2006,
nada comparable, aquí hubo tolerancia y aunque el presidente que se dijo
ganador se montó en su “haiga sido como haiga sido”, nunca se salieron las
aguas de madre. La ultraderecha, como siempre, lo que le importa es cobrar vida
para lograr sus fines.
Es de reconocerse que la
ultraderecha, con esa campaña interna y externa de suciedad, donde los medios
internacionales tuvieron un papel protagónico de gran influencia, en efecto,
lograron arrebatarle al Chavismo un poco más de 600 mil votos: Recordemos que
en la anterior contienda, el propio comandante, Hugo Chávez logró contra el
mismo opositor Capriles, ganarle con 11 puntos porcentuales de diferencia.
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