COMENTARIO A TIEMPO
TELESUR: ASÍ SE PARIÓ LA REVOLUCIÓN
Por Teodoro Rentería Arróyave
TELESUR, hoy por hoy la televisora más
libre del Continente con cobertura internacional, en su X aniversario es de
precisarse que ha cumplido a cabalidad con su compromiso revolucionario y es de
resaltarse la maternidad o paternidad, como se quiera, de nuestra Federación
Latinoamericana de Periodistas, FELAP, su presidente, el reconocido colega
argentino, Juan Carlos Camaño, así relata el parto histórico:
“Alguna vez prometí –no recuerdo si
sobrio o no– contar la génesis de Telesur. El problema radicaba –cuando hice
esa promesa– en que a Telesur le habían salido tantas madres y padres que
dejaban como falsa aquella sentencia de mater sempre certa… Es que ni siquiera
puedo hablar del nacimiento de Telesur sin faltar a la verdad. Porque Telesur
ni siquiera existía en nuestras calenturientas mentes. Lo del nombre digo. Pero
la idea sí, claro, a pesar de lo extraño del reconocimiento de paternidades
–cosa que me han dicho–, no es común en nuestro continente, salvo en las
telenovelas.
Resulta que al gremio de periodistas de
Cuba, allá por noviembre de 2000, se le dio por rescatar la Federación
Latinoamericana de Periodistas, FELAP, y organizó un congreso en La Habana. Y
al mismo concurrimos “apenas” unos 450 periodistas y comunicadores sociales de
toda América, incluidos compañeros de Estados Unidos y de Canadá.
En ese congreso confluimos mucha gente,
entre ellos los que nos habíamos desencontrado durante demasiados años. Y los
desayunos del hotel Palco –y las sesiones y conversaciones de pasillo en el
Palacio de Convenciones- sirvieron para reanudar viejas complicidades y
amistades. Fue tanto el trabajo que Compay Segundo no cantó al final del
congreso: todos querían hablar aunque algunos insistíamos en que no había nada
más importante que escuchar, por primera y última vez en vivo, al veterano
sonero.
Pero allí estaban los anfitriones Tubal
Páez y Pepe de los Santos para ponernos en el orden del día, en una reunión tan
formal como informal, en la que Fidel se despachó en los pasillos con
informaciones y declaraciones que sorprendieron a muchos, entre ellos los
argentinos Quique Pesoa, Ana de Skalon y su consorte Miguel Bonasso, con quien
habíamos compartido en 1973 la experiencia de Noticias, en Buenos Aires.
Allí recomenzamos a recitar nuestros
argumentos de la necesidad de una integración comunicacional pero, en realidad,
lo que hicimos, durante horas y horas los 400 y pico de periodistas fue repetir
un diagnóstico de la información y la comunicación en América Latina.
El subtitulo de Juan Carlos Camaño, en su reseña de la
creación de TELESUR, la televisora libre de América, no podía ser más acertado:
“Un parto de Nueve Meses”. Demos paso a la continuación de la historia contada
por el presidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP:
“Uno, que llevaba ya más de cuatro décadas escuchando los
discursos de Fidel, sabía que no da puntada sin hilo. Apenas finalizado el
congreso, hablamos sobre el tema con varios compañeros y, en semanas
posteriores, comenzamos a analizar la provocación de Fidel.
Anita, Miguel, Marcelo Larrea, Quique Pesoa, Beto Almeida.
Muchos creían que había sido una estratagema de Fidel para hacernos reaccionar,
y nada más. Pocos creímos que era un puntapié que nos daba a aquellos que
seguíamos creyendo en la necesidad de una integración comunicacional, en darle
voz a quienes nunca tuvieron voz, en la necesidad de asaltar los medios
masivos, entrar de lleno en la batalla cultural con algo más que un
lanzapiedras.
Y comenzó la tarea: demostrar que era posible volver
realidad ese viejo sueño de tener un canal de televisión latinoamericano que
trascendiera los proyectos de intercambio de información y/o contenidos, y que
sirviera realmente como alternativa al mensaje hegemónico. Y comenzaron las
consultas, con cineastas, gente de la televisión, intelectuales -en especial un
entusiasta Eduardo Galeano-, periodistas, economistas y administradores,
dirigentes de movimientos sociales… Pocos aportaron algo más que una sonrisa
perdonavidas.
Comenzamos las labores de definición conceptual y de
realización del proyecto con los pies sobre la tierra. Comenzaban a sembrarse
las semillas de la nueva América Latina y, paralelamente, a disminuir los
precios de la tecnología. Hubo necesidad de adelantar muchas definiciones
conceptuales, programáticas y también tecnológicas. En lo conceptual estuvieron
respaldando Ana de Skalon y Beto Almeida, y en lo tecnológico y financiero
trabajando intensamente con Ricardo Font, mi socio en el mensuario Question,
sumando la colaboración de Juan José Feler y de Carlitos Rodríguez en lo que
respecta a transmisiones y tecnología.
Y el proyecto primario estuvo listo y tuvo su primer nombre:
TodaméricaTV. Algunos funcionarios de varios países lo archivaron en sus
gavetas burocráticas, otros –incluso amigos europeos– se rieron en nuestras
caras por perseguir una utopía, y otros más, cuando vieron que la idea iba
ganando adeptos y hasta podía convertirse en realidad, intentaron adueñarse del
mismo.
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